martes, 1 de diciembre de 2009

José Emilio Pacheco: Notas sobre treinta años de poesía

En 1959 leí
aquel poema suyo que comienza diciendo:
'Nosotros los sobrevivientes
¿a quién debemos la sobrevida?'

Y desde entonces me lo sé de memoria
y me parece cada vez más actual,
más dolorosamente mío,
porque son tantos
los muertos y las muertes
que llenan o vacían este trozo de siglo
que es increible que sigamos viviendo
y en 1981, en otro mundo ciertamente,
pueda leer
palabra de mi pueblo, testimonio
de treinta años de hacer poesía.
Se dice fácil pero cuántas cosas
nos separan de aquel momento.
A partir del 59
también hay otra historia de la poesía
y Cuba está en el centro y en el centro de Cuba
Fernández Retamar que ha sabido
reunir a los autores de esa otra poesía.
(Iba a escribir "nueva poesía";
me doy cuenta
de lo veloces que han pasado los años).
Si hubo un 98 llamemos a aquella
"generación del 59" y no sólo en Cuba.
En modo alguno desdeño
los libros iniciales de Retamar
pero su mejor poesía se ha escrito
después de la revolución y desde ella.
No ha sido tanto
el mediador entre dos poesías
como el trasmisor que elige críticamente
lo vivo del pasado,
la parte susceptible de enriquecer
la nueva cultura.
En su caso, y entre otras cosas,
la conciencia
de que el rigor artístico,
la perfección del oficio,
el mayor nivel de exigencia
no salen sobrando
dentro de la revolución
sino que resultan
perfectamente revolucionarios.
Que Retamar no se ha equivocado lo prueba
la excelencia contínua de la poesía cubana
que al inventar su tradición
revoluciona y pone al día el pasado.
-
Pero no sólo a sus compañeros cubanos:
a todos los de esta parte del mundo
Retamar nos ha enseñado algo o mucho.
Yo pondría en primer término
(sin perjuicio de otras lecciones)
el "deber y el derecho de escribir sobre todo".
Después de él y sus compañeros (no los olvido)
ya nada es indecible,
ya todo es combustible para que arda el poema:
la grandes conmociones de la revolución,
los héroes conocidos o anónimos,
Vietnam y Nicaragua y Angola,
pero también la voz de Benny Moré,
un campeonato de pelota,
un corte de caña,
la espera de los amantes, la ternura
familiar, la muerte de un gato,
el hecho violento
de compilar una antología,
una torcaza,
y desde luego la amistad y el amor
la muerte y el tiempo que huye.
-
Fernámdes Retamar en su primer medio siglo
puede sentirse satisfecho:
ha devuelto
a su pueblo y a nuestros (sic) pueblo
el don más alto que le concedieron:
esa palabra
que es ahora palabra de su pueblo.

*

Poesía Libre. Revista de Poesía. Ministerio de Cultura, Managua (Nicaragua) Años IV. Número 10, enero de 1984.

Responsable: Julio Valle-Castillo

Consejo Editorial:
Carlos Calero (Monimbó); Juan Ramón Falcón (Condega); Marvin Ríos (Niquinohomo); Cony Pacheco (Subtiava); Gonzalo Martínez (Bluefields); Gerardo Gadea (Ejército Popular Sandinista)

viernes, 27 de noviembre de 2009

José Mª Amigo Zamorano: Al paso de Anábasis

Nosotros, digo yo, buena gana de pluralizar el sentimiento que me brota al conocer y comprender que hay otras hermosas realidades que puedo incorporar a la mía sin grandes contradicciones.
-
Yo, digo nosotros, buena gana de singularizar el brote arcoirisado, ideal de la materia, de la que estamos hechos, y que antes de la llegada del Extranjero nos ocultaba esa unilateralidad de los rayos del sol lanzados a este oscuro rincón.
-
Nosotros, y yo mismo, avivados por los rumores traídos por el forastero, que pasaba por aquí, adquirimos, también, la multilateralidad de la luz haciendo de nuestra nación, de nuestra patria chica, un pequeño universo donde los sueños han tenido otro significado; como, por ejemplo, si tuvieran un poder sugeridor de amplias avenidas, calles luminosas... es decir: concepciones, puntos de vista, apreciaciones... libres de intereses de propiedad privada; sueños de terrenos comunales para poder satisfacer bocas llenas de deseos de pan, de paz y de libertad.
-
A quien no ha sentido esa arcoirisada paleta, no ha tenido el prisma óptico delante de sus ojos y no ha visto descomponerse la luz en los colores del espectro solar, no saldrá nunca de la estrecha y avara carcajada, y, por lo tanto, no podemos concederle estatuto de camaradería. En el nosotros, claro, me incluyo.
-
El poeta de Anábasis ha proseguido con su canto:
-
"... Mas yo rondaba por la ciudad de vuestros sueños y establecía en los mercados desiertos ese puro comercio de mi alma, entre vosotros
invisible y frecuente como una fogata de espino bajo el viento.
¡Tú cantabas, poder, en nuestras rutas espléndidas!... "En la delicia de la sal se hallan las lanzas del espíritu... ¡Avivaré con sal las bocas muertas del deseo!
A quien no ha bebido, alabando la sal, el agua de las arenas en un casco,
poco crédito le concedo en el comercio del alma..." (Y no se nombra al sol, mas su poder se halla entre nosotros.)"(*)
-
Alumbrado el mundo así, de esa manera objetiva, nos vienen al recuerdo distintos tipos, muy variopintos, ricos todos ellos en matices nunca antes percibidos, ni presentidos; como por ejemplo aquel campesino quien, a la caída de la tarde, en invierno, nos hizo notar la alegría que produce el alimentarse de nueces, partidas en la mesa camilla, para apartar de si la tristeza que le embarga cuando la luz se muere tan pronto.
-
Ese mismo quien, en el verano, se henchía de gozo por la amanecida, muy a primeras horas del día, cuando, en un descanso del trabajo, en la recolección de la algarroba, para desayunar pan con chocolate, al ver asomar la primera luz, los primeros rayos de sol, tras la línea del horizonte, al tiempo que las chimeneas de la alquería iban arrojando, paulatinamente, columnas de humo azulado, rectas, por las chimenas, hablaba de esta guisa:
-
-Ahora es la alegría, el contento, el gozo... nos inunda y se derrama para afuera del alma, como hago yo, en este instante, contigo. Ahora, te digo, y no en el invierno cuando ya, a las cinco de la tarde, comienza la noche, la oscuridad, las tinieblas se nos echan encima y nos aplastan... el alma se entristece, el ánimo se achica...
-
Cada personaje a su modo y manera.
-
Nos acordamos, también, de aquel obrero que ganaba lo justo para si y para su familia; aquel trabajador de la gasolinera que, embargado por la conmiseración, movido por la fraternidad, empujado, quizás, por la conciencia de clase y comprendiendo la locura del joven que tenía enfrente; joven que se había ido de casa de sus padres sin medios para sobrevivir; joven que hasta acababa de bajar a la orilla del río, donde habían comido unos escolares (de excursión sin duda) para ver si encontraba algún resto de comida que llevarse a la boca; y no, no había encontrado nada, ni restos; este trabajador, este obrero de la gasolinera, le dio de beber agua del botijo.
-
-¡Coño, lo que me pidió!
-
Mas luego, al charlar con él, al comprender su situación, en un arranque de desprendimiento, de generosidad, de solidaridad... se palpó los bolsillos y le ofreció todo el dinero que tenía.
-
-Tu no sabes lo dura que es la vida... o puede serlo.
-
Y tras esa dádiva se sintió contento, dichoso...
-
En fin, muchas gentes, muchos detalles, muchos colores... Gentes de todo color, condición, oficio...
-
No siendo de los oficios menores en importancia, y hay que alabarlos, aquellos que buscaban y descubrían razones para ponerse en marcha. Como este Extranjero. Que pasaba.
-
Saint John Perse nos dijo en su Anábasis:
-
"Hombres, gentes del polvo y de toda condición, gentes de ocio y de negocio, gentes de los confines y gentes de más allá, oh gentes de poco peso en la memoria de estos lugares; gentes de los valles y de las mesetas y de las más altas laderas de este mundo en la prescripción de nuestras orillas; husmeadores de signos, de semillas, y confesores de vientos al Oeste; seguidores de pistas, de estaciones, alzadores de campamentos en la brisa del alba; oh buscadores de puntos de aguasobre la corteza del mundo; oh buscadores, oh descubridores de razones para ponerse en marcha,
no traficais con una sal más fuerte cuando, por la mañana,, en un presagio de reinos y de aguas muertas altamente suspendidas sobre las humaredas del mundo, los tambores del exilio despiertan en las fronteras
a la eternidad que bosteza en las arenas." (*)

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(*) Anábasis en el libro Poemas (Anábasis. Exilio. Crónica. Canto para un equinocio.). Autor: Saint-John Perse; editorial Lumen, Barcelona, primera edición de 1988; edición bilingüe; traducción y prólogo: Enrique Moreno Castillo

martes, 3 de noviembre de 2009

Massimo D'azeglio: El Sepulturero Hambriento (*)



Un hombre vestido con una capa oscura toda descosida, con los rojos cabellos en desorden y un rostro de triste augurio, estaba parado en medio de la sacristía y, vuelto hacia un fraile dominico que ocupaba con su corpulencia todo un sillón de cuero colocado entre uno y otro armario, mueble corriente en aquellos lugares, le preguntaba con hablar rudo y voz basta y penetrante:

-¿Cuáles he de preparar, la de los pobres o la de los señores?

-¡Bonita pregunta! -respondió el fraile, y la sola parte que se movía en su cuerpo eran los labios-. ¿No sabes que el señor Gonzalo corre con los gastos? No se trata de uno de esos muertos de hambre de Barletta que para no tener que pagarle nada al clero se hacen enterrar como pobres. De primera clase, ya os lo he dicho a todos, de primera clase, campanas, catafalco y misa cantada. Me parece que estáis hoy todos más tontos que de costumbre.

El otro se encogió de hombros y, habiéndose dirigido hacia uno de los lados de la sacristía, se quitó de la vista de Fieramosca, pero éste oyó meter la llave en una puerta y abrirla; luego distinguió un rumor de pasos que se alejaban, y durante algunos minutos no oyó otra cosa; poco después los mismos pasos que regresaban con un arrastrar como de cosa empujada sobre el suelo; el estrépito avanzó hasta que volvió a aparecer el mismo hombre tirando de un catafalco negro que dejó en medio de la sacristía, y el cual tenía unos filetes de plata y una cruz a la cabecera, y a los pies un cráneo envuelto entre dos huesos colocados allí a la manera de cruz de San Andrés. Arrojó encima del catafalco una cubierta de terciopelo negro, después que con un paño hubo sacudido el polvo. Mientras el sepulturero cumplía este oficio con esos modales despreocupados y ese malhumor que, con demasiada frecuencia, se nota en los servidores de las sacristías, una idea alegre encontró forma, sin embargo, de contraerle en una sonrisa la piel que le cubría los huesos de las mejillas.

-Por tanto, también esta vez habrá bebida para mí. Hace mucho tiempo que no hay otro trabajo que el de marinero o pescador... Demos gracias a Dios de que, de vez en cuando, se acuerda de uno de estos... -se volvió de pronto, casi temiendo ser oído, y en voz baja siguió-: de estos peces gordos.

-A todos les toca la vez -dijo el fraile, cortando la frase en dos con un bostezo.

-Y puede ser -seguía el sepulturero, colocando la cubierta sobre el feretro y apartándose para ver que no colgase más de una parte que de otra-, puede ser que la Beca, esa bruja de mi mujer, se haya salido con la suya. Ayer noche, esto es bueno, estábamos en la cama y hablábamos de que está uno sin nada que hacer y no se trabaja, y que los refajos de la mujer y el sayo nuevo, que me pude hacer con los dineros ganados en la peste, se van a toda prisa. Y ved si es verdad -y así diciendo alzaba las mangas hasta los codos para mostrar con la delgadez de sus brazos la verdad de sus afirmaciones-; bueno, pues decíamos que si seguía la cosa así, dentro de poco estaríamos muertos de hambre. Y esta mañana, antes del Avemaría, mientras me levantaba para bajar a la iglesia, me dice ella: '¿Sabes lo que he soñado?'. '¿Qué has soñado?'. 'Me parecía que la cocina de la hostería de Veleno estaba llena de camas y el posadero era el que estaba más amarillo, y en resumen, que había vuelto la peste y que habíamos levantado cabeza y tú andabas por Barletta vestido como una caballero...'. Y es lo que yo digo, fray Biagio, entre la guerra y la peste, ¿qué diferencia hay? Y puede ser que antes de esta noche... -y al llegar aquí, de nuevo bajó la voz y viendo que desde la iglesia nadie lo miraba, pasándose el pulgar sobre los hombros, señaló hacia los trece jóvenes-, puede ser, en suma, que alguno vuelva a casa sobre el ataud...

El fraile, o porque no había prestado atención o por mantener los derechos de la jerarquía, no se cuidó de responder, con lo que se acabó el diálogo. El sepulturero, cuando hubo puesto en orden todas las cosas, desapareció, y el catafalco se quedó en medio de la sacristía.

+

Massimo D'azeglio en 'Héctor Fieramosca'. Título original: Ettore Fieramosca o La disfida di Barletta. Traductor: Mariano Orta, Ediciones Toray, S.A., Barcelona 1968

----------
(*) Título agregado por nos

viernes, 30 de octubre de 2009

José Domingo Moreno: Dos poemas de taller

José Domingo Moreno: En Aquel Atardecer

Empujadas por el viento
se alejan las nubes
en dirección al horizonte.
Bajo el limpio cielo
en círculos volaban unos gavilanes
y en las cumbres del cerro
se oían como lamentos
el canto de los guardabarrancos.


_____

José Domingo Moreno: Llegó Diciembre

Los caminos están bordeados de flores
amarillas y de color de cielo.
En los arbustos
los pijules extienden sus alas
imitando negros abanicos.
Se ven vagabundas mariposas
se oye el piqueteo de un carpintero
y sobre la arboleda el viento se pasea
meciendo los ramales.

*

Talleres de Poesía de Jinotega

*

Poesía Libre. Revista de Poesía. Ministerio de Cultura, Managua (Nicaragua) Años IV. Número 10, enero de 1984.

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miércoles, 28 de octubre de 2009

Roque Dalton. Credo del Che

Roque Dalton: Credo del Che
 
El Che Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
-
Lo condenatron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y en señaron el camino a los rangers)
-
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices.
-
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento.
-
En vista de lo cual no le ha quedado al Che otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.

*

(De 'Poesía Libre'. Año V, nº 14, marzo de 1985. Revista de Poesía. Ministerio de Cultura, Managua (Nicaragua)
.
Responsable: Julio Valle-Castillo
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Consejo Editorial:

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domingo, 25 de octubre de 2009

César M. Arconada en Caminar Conociendo

Detalles:
-
César M. Arconada (Astudillo, Palencia, 1898- Moscú, 1964). Escritor español perteneciente a la Generación del 27 y posteriormente a la llamada literatura española en el exilio. Destacó en sus inicios como prosista de vanguardia, desarrollando un estilo renovador de la narrativa española junto con Benjamín Jarnés o Francisco Ayala entre otros.
-
Nace el 5 de diciembre de 1898 en Astudillo, pueblo de la provincia de Palencia. Su padre hacía las crónicas para el periódico de la capital y luego él colaboraría con numerosos artículos en el Diario Palentino, pues Arconada, se conozca o no, jugó un papel destacado tanto en el advenimiento de las vanguardias como en el movimiento rehumanizador e intensificándolo hacia el compromiso con el Hombre.
-
Con el tiempo, César M. Arconada se convertiría en una figura destacada de la intelectualidad literaria española en los años treinta: fue crítico musical y cinematográfico; autor de uno de los primeros análisis del compositor Debussy con la obra En torno a Debussy (1926); en relación con el cine Vida de Greta Garbo (1926) (esta aproximación a la actriz daría la vuelta al mundo); y no olvidemos la poesía Urbe (1928); hasta los cuentos Cuentos de amor para tardes de lluvia (1930) o la novela La turbina (1930), relato en el que ya manifiesta unas inequívocas preocupaciones críticas.
-
De su importancia intelectual baste decir que llegó a ser redactor jefe de la revista La Gaceta Literaria (1927-1932), el principal vehículo de expresión de la Generación del 27. Su director, Ernesto Giménez Caballero, que a partir de 1930 evolucionaría hacia postulados falangistas, fue presentado por Arconada a Ramiro Ledesma Ramos, líder fascista que trabajaba en Correos como Arconada.
-
En 1931 ingresa en el Partido Comunista y se convierte en uno de los más destacados representantes de la corriente social-realista en España. Colabora en Octubre, Nueva Cultura, Leviatán, Frente Literario y Mundo Obrero y publica dos novelas enmarcadas en el llamado realismo socialista —Los pobres contra los ricos que fue elogiada por el escritor Eusebio García Luengo[1] en la revista 'Nueva Cultura' que dirigió José Renau (1933)— y Reparto de tierras (1934), en las cuales queda reflejada la aldea española en el periodo de auge revolucionario del campesinado español. En 1938 redacta otra novela, Río Tajo, que ganó el Premio Nacional de Literatura, y que se publicaría en Moscú en 1970 y en España en 1978, en la que lleva a cabo una exaltación épica de la causa popular durante la Guerra Civil.
-
En 1939 se establece en Moscú. Allí fue un entusiasta divulgador de la gran literatura española, la del llamado Siglo de Oro, como es el caso de La gitanilla, que adaptada por Arconada, conoció el éxito en el Teatro Gitano de Moscú. Fue director de la edición española de Literatura Soviética en la que publicaba artículos y poesías; estuvo también vinculado a la Editorial Progreso de Lenguas Extranjeras. Eran las fuentes de sus emolumentos, que le permitieron vivir con cierta holgura. Escribió un drama teatral de escaso relieve Manuela Sánchez (se puso en escena en algún teatro y fue transmitida en fragmentos por Radio Moscú). La Enciclopedia Soviética recoge una notable reseña de su actividad como escritor. Señalando que en la creación de Arconada ejercieron gran influencia los escritores Maksim Gorki, Konstantín Fedin y otros. Tradujo al español, junto a F. Kélyin, la obra Canción a las huestes de Ígor y una serie de poemas de Aleksandr Pushkin, Lérmontov y Nekrásov. Escribió dos libros de relatos, España es invencible (1941) y Cuentos de Madrid (1942), algunas obritas teatrales y el extenso poema Dolores (1945).
-
Casó con la exiliada María Cánovas, bastante más joven que él. María cuando llegaron a la Unión Soviética en 1939, era casi una niña, de extraordinaria belleza, natural de Baleares, y de habla bilingüe; dominaba el ruso y era aficionada a la poesía; en ella tuvo Arconada una inteligente colaboradora.
-
De César Muñoz Arconada quedan aun libros por publicar: por ejemplo, una biografía de José Díaz (Secretario General del Partido Comunista de España) y un reportaje sobre la China de Mao Tse Tung. Dice el escritor Gonzalo Santonja, que conoce muy bien su obra, "libros, reitero, no cuadernos de apuntes" quedan aún por publicar.
-
En un artículo titulado Rojos atardeceres tras las montañas del oeste en Caminar Conociendo nº 9 dice Jacinto Barrio, que lo trató en Moscú: "Murió en Moscú, en la primavera de 1964. Fue un pedazo de España que se nos fue".
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(Tomado de:
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miércoles, 21 de octubre de 2009

José Mª Amigo Zamorano: Releyendo Silja de Silampää


Teniamos, ahí, en la memoria, a Silja como a aquel niño que recordamos de nuestra niñez: un niño, tierno, debil, amable, frágil...
.
Alguno nos dirá ¿quién es Silja? Con toda la razón.
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Silja es el personaje de una novela del mismo título del Premio Nobel finlandés Fran Emil Silampää. Un personaje femenino. Ahora la hemos vuelto a leer. Y, renocemos, se nos habían quedado muchos detalles. Quizás hicimos una lectura rápida. O nuestra memoria que no retiene bien los detalles. Pero en conjunto el recuerdo es un recuerdo fiel. O casi.
.
Teníamos, como ya hemos dicho, guardado en el magín del cerebro a un ser delicado. Y así es.
.
Este personaje que muere joven, con apenas 25 años, nos hace recordar aquellos versos de Machado (D. Antonio) sobre las encinas: "brotas, derecha o torcida / con esa humildad que cede /sólo a la ley de la vida, / que es vivir como se puede".
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Lo decimos porque a lo largo de la novela se le ve ir desarrollándose a impulsos de esa ley. Desarrollándose o empequeñeciéndose. Que de todo hay.
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Ve morir a sus dos hermanos, a su madre y a su padre. De hija de propietarios, pasa a ser sirvienta. Luego le pilla la lucha de clases en Finlandia por el año 18. La guerra civil entre rojos (los obreros como ella) y blancos (propietarios como lo fuera su familia) y sin querer traiciona a uno de los suyos, a un aparecero.
.
Se enamora y el amor se le va. Con su recuerdo vive hasta que se muere. Tosiendo. Con fiebre. Sin cuidados médicos. No los había. Los obreros, los proletarios, no tenían medios para curarse.
.
Esa brevedad de la vida se nos aparece como las cortas estaciones de la primavera o del verano. No hemos vivido en Finlandia pero se nos ocurre que, tal vez, no sea muy larga la temporada en que las flores tienen para desarrollarse. De modo que en poco tiempo tienen que nacer, vivir y morir. Un vivir rápido hasta extinguirse.
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Nosotros tomamos a Silja como una flor y nos la pusimos en el ojal. Y allí la hemos tenido. Para ver si con nuestro calor se curaba. No queriendo que se nos fuera. Pero sabiendo que, como aquel niño que recordamos siendo niños, se tendría que ir. Y nos dejaría. Llorando. Desconsolados.
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¡La vida!... ¡Es así de cruel!... ¡Qué le vamos a hecer!...

jueves, 15 de octubre de 2009

Juan Ramón Jiménez: Domingo

Domingo

La pregonera vocinglería de la esquila de vuelta, cercana ya, ya distante, resuena en el cielo de la mañana de fiesta, como si todo el azul fuera de cristal. Y el campo, un poco enfermo ya, parece que se dora de las notas caídas del alegre revuelo florido.
Todos, hasta el guarda, se han ido al pueblo para ver la procesión. Nos hemos quedado solos Platero y yo. ¡Qué paz! ¡Qué pureza! ¡Qué bienestar! Dejo a Platero en el prado alto, y yo me echo, bajo un pino lleno de pájaros que no se van, a leer. Omar Khayam...
En el silencio que queda entre dos repiques, el hervidero interno de la mañana de septiembre cobra presencia y sonido. Las avispas orinegras vuelan en torno de la parra cargada de sanos racimos moscateles, y las mariposas, que andan confundidas con las flores, parece que se renuevan, en una metamorfosis de colorines, al revolar. Es la soledad como un gran pensamiento de luz.
De cuando en cuando, Platero deja de comer, y me mira... Yo, de cuando en cuando, dejo de leer, y miro a Platero...
(De 'Platero y yo', nº LXVIII)

Lo hemos resaltado porque alude a Omar Khayyam y eso nos complace.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Poesía de África: Swahlis

Poesía de África: Swahlis

Añoranza

*

¡Magoboreni!
Voy a hacer un ramillete de jazmines
para sentir el olor de la tierra de Magoboreni.

*

(Tomado de 'Poesía Libre', número 14; revista de poesía; Ministerio de Cultura, Managua-Nicaragua; año V; marzo de 1985)

viernes, 28 de agosto de 2009

Iswe Letu: estos pobres hombres...

Estos pobres hombres solitarios,
algunas veces, muchas veces,
desde el punto diminuto
de sus cuerpos
en el que se aposentan,
incrementan su arrojo,
y engordan su valentía.

Intrépidos salen a la calle
imbuidos de un poder infinito,
capaces de desfacer entuertos,
destruir xenofobias y racismos,
pulverizar guerras de agresión,
acabar,
de una vez por todas,
con la explotación del hombre por el hombre.

Caminan, corren, vuelan, levitan
inflados como pavos
mirando a diestro y siniestro
por encima del hombro
a los seres mortales como ellos...

Mas, luego,
al poco tiempo,
casi al instante,
se dan de bruces
con el muro vigilado:
ejércitos, agentes secretos, policías,
guardias de seguridad,
porteros, vigilantes,
chulos,
mindunguis de toda ralea...
bien cebados y mejor armados,
les salen arrogantes al paso.

El canguelo los seduce, los reduce,
los desinfla, los adelgaza,
los transforma casi en un fino hilo
que se va carcomiendo en el extremo
hasta convertirse en punto.

En el punto en que se hallaban
cuando algunas, muchas veces,
estos pobres hombres solitarios...

jueves, 23 de julio de 2009

Américo Cienfuegos: El mismo idioma

Américo Cienfuegos: El mismo idioma


En castellano se dice
Yankee go home
En alemán también se dice
Yankee go home
Estoy convencido, Ulrike,
que hablamos el mismo idioma.


*

(Mención en el IV Premio Latinoamericano de Poesía Rubén Darío, 1983)


Revista 'Poesía libre'. Ministerio de Cultura (Managua, Nicaragua) Año IV, número 10, enero de 1984

viernes, 26 de junio de 2009

Jacques Rabemananjara: ¡Azul, tan azul! (*)

Canto XXII

A mi amigo M. de la Roche, al artista y al poeta

*

¡Azul, tan azul ese ojo del firmamento tras el cristal de mi ventana!
La vida en flor entre mis pestañas.
El azul entero entre mis párpados.
¡Azul, tan azul ese ojo del firmamento tras el cristal de mi ventana!
.

¡Sombrías, tan sombrías estas cuatro paredes!
La muerte empapa tierra y piedra.
de una sudoración de otro planeta...
¡Puros, tan puros esos gritos de niño en su alma rodeada!
.

¡Pero, quién oirá, tierna Inocencia,
tu canto demasiado puro,
tu voz asaz clarividente
en el clamor de la noche!
.

¡La fuerza ciega del abismo
extrayendo con su látigo
el agrio son del moribundo!
La piel suavizada del dolor
sangra al duro beso de la cuerda.
.

Las estrellas agonizan sin un suspiro.
¡Qué mano levantada al horizonte
tenderá a los labios de los héroes
la enrojecida ofrenda de la Aurora!
.
De la sangre, no he derramado nada.
De la muerte, no he sembrado nada.
Mis dedos son claros como primavera.
Mi corazón es tierno como una hostia.
.

¿Quién oirá, casto Guerrero.
tu voz excesivamente pura,
tu canción demasiado dulce
en el chirrido de las tinieblas?
.

¡Azul, azulado ese ojo del cielo tras las rejas!
¡Fresco, fresco grito del infante en el prado!
La vida en agrz entre mis pestañas.
El azur completo en mis párpados.
La inocencia en los pliegues del alma...

*

12 de junio de 1947. Prisión civil. Tananarive.

*

(Versión libre de Iswe Letu)
__________
(*) El título es nuestro

lunes, 1 de junio de 2009

José Mª Amigo Zamorano: Biografía inacabada de Pedro de la Cerda y López-Mollinedo

Pedro de La Cerda

Viajero que te acercas a Las Navas del Marqués desde El Escorial por carretera, si en su misma entrada, en la rotonda, tuerces a izquierda (y si lo haces desde Ávila a la derecha) por un camino que conduce a un lugar del término municipal llamado El Valladal podrás contemplar los más hermosos paisajes.

Puede que te sorprenda, metido en el camino, el rótulo de una villa, 'La Cerda', apartada del camino a la derecha. Y es que su nombre llega al cerebro, claro, por si solo, sin mas, acompañado de gruñidos, hozando y revolcándose en la basura. Como una cerda. Aunque también, por qué no, aureolado de morcillas, chorizos, longanizas, jamones...

Vamos, que choca su nombre.

Como choca, recién llegados a Ávila, si te hablan así, de golpe, sin más, de la Virgen de las Vacas. Se lo toma a rechifla. O se cree que es algún choteo irreverente hacia símbolos de la religión católica, apostólica y romana. Unir virgen, todo pureza, con ese animal que enseña y arrastra sus tetas con impúdico descaro... Asociar a ese mamífero con la inmarcesible blancura de las vírgenes... Y no, no es eso. Que exageración por nuestra parte. Ni en un caso ni en el otro. Es una imagen venerada en un barrio de Ávila, en este caso. En el otro, 'La Cerda', es el apellido de un general que vivió por estos lares. Un militar cuya vida muestra algunos interrogantes y hasta misterios. Misterios que de desvelarse quizás desencantarían.

O no. Vaya usted a saber.

Don Pedro de La Cerda y López Mollinedo -¡cazi na de corto!- nació un 19 de julio de 1871 en el pueblo de San Miguel, un arrabal de Manila capital de Filipinas. Siendo bautizado, nada más y nada menos, por el arzobispo de la misma capital. Su padre, Manuel de La Cerda y Gómez Pedroso, nacido en La Rochele (Francia) era militar de profesión con grado de coronel en el arma de infantería y capitán en la cabellería; su madre, sin embargo, Blanca López y Montón, era madrileña, española por tanto. Y del mismo centro patrio.

El árbol genealógico de D. Pedro está suficientemente documentado, detallado y pormenorizado hasta el extremo de saber la nacencia de sus abuelos tanto paternos como maternos. Pablo Herce, que ha investigado un poco a este general, dice: 'Los abuelos paternos son D. Manuel de la Cerda y Palafox y la Excma. Sra. Dª Candelaria Pedroso y Fidalgo, ésta natural de Madrid. Los maternos son el Excmo. Don Gregorio López-Mollinedo, de Madrid, y la Excma. Dª Petra Montón y Lagarriga, de Valencia.'
El hecho de seguir la carrera militar de su padre es algo muy normal, máxime cuando se es muy joven y los que deciden son los padres. Pero inluso muchos lo han hecho aun siendo mayores. Lo raro hubiera sido apartarse de esa saga familiar. A los 16 años ingresa en la Academia General Militar, saliendo, al cabo de 3 años, con el grado de alferez, a los 19 años cumplidos; y, con ganas de emular a los guerreros de la historia en sus hazañas bélicas, se apunta de inmediato en la Academia de Artillería y luego en la de Caballería. Asciende a teniente. Ya tiene cierto de grado de mando. A por más. De Filipinas a Cuba donde le suben un grado. Capitán. ¡Y por méritos de guerra! ¡En 1895! ¡El mismo año en que mataron los españoles a José Martí en Dos Ríos! Allí enferma. De Cuba no se olvidó nunca, jamás. En un libro que escribiera más tarde, ya cuarentón, junto con su esposa, hace un elogio de José Martí (*), el poeta cubano lider de la independencia, contra el que luchará, quizás sin saberlo, con las armas en la mano.

No se sabe si a causa de la enfermedad o porque lo solicitara, lo cierto es que las notas que hemos leído lo sitúan en España desde 1897 hasta 1902 y además desempeñando el cargo de Ayudante de Campo de su padre, para a continuación serlo, en ininterrumpida ascensión, del Teniente General Arsenio Linares Pombo a quien dedica una obrita 'Las armas de fuego a principios del siglo XX' en agradecimiento por los conocimientos que le ha sabido transmitir. El libro tiene cuatro apartados: 1º. Armas portátiles; 2º. Artillería de campaña; 3º. Vulnerabilidad; y 4º. Fuego en combate, métodos y conclusión en la que se refiera a su estancia en Cuba. El libro una especie de frontispicio introductorio copiando un informe del Ministerio de Guerra en el que se anuncia la concesión de la Medalla al Mérito Militar de primera clase, con distintivo blanco y pensionada, por su obra. Por si alguno tuviera interés en ella decir que fue impreso en Madrid en 1904 en los 'Talleres del Depósito de Guerra' y alude al autor 'como Capitán de Artillería y Agregado Militar a la Embajada de España en Rusia', en palabras de Pablo Herce.

Con anterioridad, en 1903, escribió dos obritas: a) 'La caballería en la batalla', consta de tres capítulos: 1. Principios fundamentales de combate; 2. Empleo de la caballería en la batall; y 3. Métodos de combator; folleto ilustrado de 15 páginas, compuesto en la imprenta 'El Trabajo', calle Guzman el Bueno, 10, de Madrid; b) 'Organización general de la defensa', separata de la Revista Técnica de Infantería y Caballería que consta de dos partes nada más: a) Sistemas de ocupación de las diversas posiciones; y b) Principios generales sobre la ocupación de posiciones; su impresión, como en el anterios en el taller tipográfico 'El Trabajo', calle Guzmán el Bueno, número 10 de Madrid.

Pablo Herce en sus apuntes sobre la biografia de D. Pedro de La Cerda realizados en Madrid en octubre de 2003 y que nos ha facilitado don Paco Correal añade que: 'en 1902 se traslada a París como agregado al 23 Regimiento de Dragones participando en unas maniobras; que en 1903 es Ayudante de Campo del Ministro de la Guerra; que el el mismo año se le nombra Agregado Militar a la Embajada de España en San Petersburgo donde estará hasta 1907; que durante su estancia en Rusia se le autoriza incorporarse al ejército zarista en la Primera División de Tiradores de Siberia Oriental como oficial extranjero a las órdenes del mariscal Sajarov y su Cuerpo de Caballería, participando activamente en la Guerra Ruso-Japonesa de 1904-1905, en el Frente de Manchuria donde fue herido y condecorado.
Ya de vuelta a España se le destina a la Comisión de Límites en Portugal, donde permanece hasta 1912 año en el que pide permiso para casarse. ¡Es ya Teniente Coronel de caballería! ¡Ahí es na!

Efectivamente, en 1912 se encuentra en Madrid con caracter estable, dentro de la estabilidad que supone estar en un ejército donde hoy estás aquí y mañana... Dios dirá. Solicita permiso para casarse con Eugenia Lefevre Tourte, ciudadana francesa que vivía en Chantilly-G, departamento de Oise. Lo hace a Su Majestal el Rey (que así hacían los nobles y los altos oficiales del ejército) este teniente coronel llamado Pedro de La Cerda. Y su jefe superior, un general, a la vera de la instancia, apoya su pedido. Era el 1 de diciembre de 1912.

Se ignora si le fue concedido tal permiso. Como también se ignora si se casó de verdad. Ni cuando. Y por el el Acta de Registro de Nacimiento, firmada y rubricada por el alcalde de la localidad de Nouard-le-France, que es copia del texto original, parece casi imposible que pudiera casarse este general La Cerda, pues la tal Eugenia Lefevre tendría 10 años. Esto se desprende, sin ninguna duda de la copia citada hecha en el Consulado español de París el 30 de octubre de 1912 y legalizada por el Ministerio de Estado, organismo que hoy llamaríamos de Asuntos Exteriores, el 5 de diciembre.

Y salvo error de fecha contiene datos que hacen presumir que es verídico todo el documento. Así detalla que el alcalde del lugar certifica la inscripción en el registro de nacimientos de una niña recién nacida, venida al mundo el 19 de agosto de 1902 a las dos y media de la mañana en la rue des Petits-Bois, a la que le pusieron por nombre Noemie Palmire Eugenie. Eran sus progenitores Emil Zacharie Velère Lefèvre, de 21 años de edad y para más señas trabajador del Ferrocarril del Norte y Marie Eugenie Isoline Tourte, tres años mayor que el marido. Su residencia, ya nombrada, estaba en Nouard-le-France término municipal de la localidad de Saint- Just-en-Chaussée. También detalla el documento diciendo que fue testido de este hecho Juan Francisco Victor Tourte, un carpintero que, por el apellido, parece el padre de la alumbradora.

Bien, efectivamente no se ha encontrado escrito alguno que certifique el casamiento de Pedro de La Cerda y Eugenia Lefevre, pero si se ha hallado en el Registro de la Propiedad de Cebreros (Ávila) a su nombre, como compradora, la finca número 1449 conocida, entonces, como 'Los Golos' de la villa de Las Navas del Marqués, donde vivió la pareja, cosa que se sabe porque en un libro que ambos escribieran allá por finales de la decada de los años veinte del siglo XX lo dicen así: "Todo llega en la vida: el 27 de julio de 1928, solitos y sin que nadie se apercibiese, partimos de nuestra casita 'Los Golos', situada en la Sierra de Malagón, a 1.400 metros de altitud, centrada en inmenso y delicioso pinar. Por la tarde, en la capital, recogemos nuestros bagajes, y el 28, temprano, en el rápido, camino de París".

Prosigamos la andadura de nuestro general. Es de suponer que todo este bagaje teórico y práctico desde que naciera en Manila pese en las autoridades político-militares y lo cierto es que lo nombran miembro de la Comisión de reforma de leyes militares, actuando al tiempo como vocal de la Comisión de Táctica y dirigiendo en Navalcarnero, pueblo de la provincia de Madrid, cursos de aplicación para los grados de capitán y teniente de artillería; pero también de Información para Jefes Militares.

Al decir de Pablo Herce: 'El expediente militar de D. Pedro de la Cerda termina bruscamente. Se suspende la relación de ascensos, cargos y servicios en 1920 (cuando el interesado contana 49 años) y falta el final lógoco de todo expediente: el pase a la reserva, la licencia indefinida, el fallecimiento'.
En 1927 emprende, con su esposa Eugenia Lefevre un viaje alrededor del mundo; viaje que recojen ambos en un libro titulado 'Viaje universal en busca de la verdad' que hemos leído. Y que nos sorprendió, para qué vamos a negarlo. No por su manera modélica de describir lo que veían, no; porque, tampoco vamos a negarlo, no es precisamente una joya de literatura de viajes, no; sino por su pensamiento, creemos, muy distante de lo que pensaban los altos mandos militares. De su lectura se pueden destacar algunas facetas de este general: que no se debía llevar muy bien con el ambiente político de su patria; es decir: con la dictadura de Miguel Primo de Rivera; igualmente su actitud crítica con el capitalismo en general y con el de Estados Unidos en particular al que apoda 'Yanquilandia'; su abominación de las guerras, como la de la Primera Guerra Mundial; acusa al capitalismo de esas matanzas; y al imperialismo; en su viaje constata la acción depredadora de los ingleses en paises como India, China, Indonesia... Y los efectos nocivos del dolar en América Latina.

Postura antiimperialista que, parece ser, acentúa en el libro 'El sol de los Soviets. La Tercera internacional social de Moscú frente a la internacional armada del capitalismo'. Libro de 287 páginas, editado por Impresora Castellana. Valladolid, 1931. Dedicado a D. Niceto Alcalá Zamora. Dedicación que firman Pedro de la Cerda y Eugenia Lefevre. El libro también aparece hecho por los dos. Tiene 28 capítulos. Donde describen las estructuras del régimen soviético y su funcionamiento. Lenin y Stalin no salen malparados, al tiempo que atacan, como en el anterior, al capitalismo.

El hecho de ser publicado en Valladolid nos hace suponer, (por lo que le leemos a D. Manuel Azaña en la obra 'Diarios 1932-1933. Los cuadernos robados') que el general La Cerda se hallaba en Valladolid de general de la República con mando en plaza:

'Cruz y Caminero comunican conmigo y ambos se quejan de la inacción de La Cerda. Llamo al teléfono al general La Cerda. Le informo de lo que se cuenta y le concedo 20 minutos de plazo para que vaya al cuartel de caballería y arreste a todos los que se encuentren en él no debiendo estar por razones del servicio. Prometo hacerlo así inmediatamente. Desde Gobernación me hablan de autos cargados de ofciales que entran en Valladolid; de una camioneta proc4edente de Burgos. El general La Cerda me llama desde el cuartel antes de que transcurran 20 minutos. En el cuartel no había más que los de servicio, y ninguna novedad. 24 de agosto de 1932 (página 43)25 de agosto de 1932 (página 49): ' He recibido al general Cruz que manda la brigada de artillería de Valladolid. Me informa de lo ocurrido la otra noche cuando la última alarma. Y de la desatinada conducta del general de división La Cerda. El telegrama que este me envió en la mañana del 10 ya me puso contra él; pero los detalles de la reunión de generales, jefes y oficiales de la guarnición convocada por él en aquellos momentos son escandalosas. Le destituí por telégrafo. Ahora que ya está destituido es cuando se deciden a contarme que con ocasión de la fiesta de aniversario de la República, La Cerda dijo que este era un gobierno de zascandiles. La Cerda es un incapaz semiloco. Un desastrado hasta en el vestir. Tiene una finca en Las navas. El general practica el naturismo y se pasea desnudo por el pinar. A cierta distancia va un asistente advirtiendo a los veraneantes:
-Apartense, que viene el general en cueros'.

Aparte del cotilleo sobre la vida privada de D. Pedro de La Cerda las palabras de D. Manuel Azaña indican el malestar del ejército que en rumores más o menos fidedignos hasta él llegaban; de reuniones en algunos establecimientos castrenses donde se criticaba a la II República; también nos muestran a un general como conspirador. Pero, ¿en qué dirección conspiraba? Hay que decir que en aquel momento se juzgaba a Sanjurjo por su intento de golpe de estado y unos abogaban porque se le fusilara y otros que se le perdonara la vida; en eso andaban los ánimos encrespados; hasta en el Consejo de Ministros se mostró la división, saliendo al final mayoría que fuera perdonado. Por el libro que hemos leído, 'Viaje universal en busca de la verdad', no parece verosímil que el general se encaminara a posturas fascistas. Las ideas que se desprenden son más bien de tolerancia, respeto, fraternidad de hombres y culturas, convivencia respetuosa con ideas de todo tipo... no se metería, por tanto, en caminos muy derechosos; mas bien se escoraría hacia la izquierda política; en todo caso, dentro de su cristianismo, nos inclinamos a pensar que era masón; eso si, sin tener más que sospechas, o vislumbres, o indicios... conjeturas todas sin base muy firme.

Pero dejemos las sospechosas neblinas y vayamos a los hechos comprobados de su biografía: en 1934 se halla dirigiendo la represión contra los mineros asturianos en la llamada Revolución de Asturias; así escribe Luis Carlos Sen Rodríguez en el Nº 63 (30 de junio de 1986) de "Tierras de León", revista editada por la Diputación de León: 'Desde los primeros momentos de la revolución el mando de las tropas acantonadas en la provincia fue ostentado por el general de la Octava División, Pedro de la Cerda, mientras que al frente de las fuerzas que efectuaron la represión en el valle de Sabero se encontraba el capitán Ramón Cifuentes, capitán de Infantería perteneciente al Batallón Ciclista".
Y hemos leído en Internet: 'el general Batet va ser nomenat Cap de la 6.a Divisió Organica, en substitució del general Pedro de la Cerda y López de Mollinedo'?... Lo que la historia dice es que Domingo Batet, el general Batet, fue fusilado por Franco al permanecer fiel a la República: 'fue fusilado el 18 de febrero de 1937, a pesar de las gestiones que, en su favor, llevaron a cabo los generales Queipo de Llano y Cabanellas. Franco hizo caso omiso de las peticiones de Queipo de Llano en favor de su amigo Batet en venganza por la negativa de aquel a perdonar la vida en 1936 del general Campins.'
Quizás tenga relación con todo lo anterior este documento que encontró Pablo Herce fechado en 1935: 'El encargado de la Subsecretaría del Ministerio de la Guerra, Sección de Personal, se dirije por oficio al General de la Octava División Orgánica para responder a un escrito de éste, fechado el 9 de febrero del año señalado. Dicho oficio lleva la del 28 del mismo mes.
Al parecer, el General de la Octava División, ante la invitación de la Superioridad para proponer personalidades que pudieran ser merecedoras de recompensa, señala que el 'Gneral de División Don Pedro de la Cerda y López-Mollinedo, al iniciarse el movimiento subversivo del mes de octubre (se refiere obviamente a la revolución de Asturias de 1934) y durante el periodo álgido desempeñaba el mando de la misma (la Octava División), contrayendo méritos que pudieran ser merecedores de recompensa.
A dicha sugerencia responde el Jefe de Negociado Segundo de la Sección de Personal, D. Rafael Fernández, que 'este Ministerio ha resuelto no ha lugar a concesión de recompensa a favor del expresado General'.
Nada hemos averiguado de su actuación durante la guerra del 39-39. Solo esto que aparece en la Red: 'Prensa de Madrid de 26-julio-1936: El General republicano don Pedro de la Cerda, que veraneaba en Las Navas del Marqués, se adueñó del pueblo en nombre de la República al frente de las fuerzas milicianas y reduce a la Guardia Civil, cuyos números fueron asesinados'.

¿Qué prensa? No lo dice. Aunque suponemos por la frase 'cuyos números fueron asesinados' que debía ser fuente no republicana. ¿Encabezó a los milicianos?... Por estos lares de Las Navas del Marqués nadie sabe nada de esto.

Desde entonces parece como si se lo hubiera tragado la tierra a él y a su esposa. Ni aparece fecha de su muerte, ni lugar de enterramiento. Misterio.

Tal vez algún día, algún allegado nos facilite estos datos; en ellos veremos a La Cerda aureolado de encarnados chorizos, de rojizas longanizas, de suculentas morcillas, de sabrosos jamones... Aunque también podría ser que lo atisbáramos revolcándose en la basura u hozando en la mierda.

La Historia, maestra de la vida que dicen, nos muestra ambas posiblidades.

Viajero que vienes de El Escorial, por carretera, a Las Navas del Marqués y en su misma entrada, en la rotonda, tuerces a izquierda (si procedes de Ávila lo haces, claro, a la derecha) por un camino que conduce al Valladal podrás contemplar muy hermosos paisajes.

Puede que te sorprenda, metido en el camino, el rótulo de una finca, 'La Cerda', apartada del camino a la derecha. ¡Ah! 'La Cerda'. Antaño se llamaba 'Los Golos' y fue comprada por el general Pedro de la Cerda y su esposa Eugenia Lefevre. Dicen que en noches muy calurosas y en días muy fríos se aparecen desnudos cogidos de la mano añorando el calor de Filipinas y el frío de Siberia.
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(*) Texto sobre Martí de Eugenia Lefevre y Pedro de la Cerda:

En América son muy escasos los que niegan el caracter de guerra civil a las que, por su independencia, sostuvieron las actuales república hispanoamericanas. José Martí, con profundo y sagaz conocimiento de la historia española, demuestra que nuestras guerras civiles, de las comunidades castellanas contra dinastías y gobernates extranjeros, emigraron a las Indias, a medio descubrir y conquistar, con Aguirre, Los Pizarro, Almagros y el viejo Carbajal; quienes se alzaron, en América, contra los despóticos Césares austricos, como hicieron en Castilla Padilla, su mujer heroica y el fiero obispo Acuña.
El gran Carbajal, veterano del saqueo de Roma y de Pavía, propuso a Gonzalo Pizarro, para colmar su rebeldía, que se casara con la hija del Inca y se proclamara Señor del Perú independiente. Carbajal, insigne entre los más insignes conquistadores, a los ochenta años de edad fue ahorcado por Lagasca.
Narra, exactamente coómo el mallorquín Juan Picornell fue desterrado a Panamá, con otros dos conspiradores, Lax y Andrés, y a Portocabello el cuarto condenado a muerte, Cortés. Después de novelesca salvación, se juntaron el Venezuela y auxiliaron a los libertadores Miranda y Bolivar. Fueron estos españoles, de la vieja España, los primeros que se unieron a los insurgentes en lucha con los realistas. No eran todos americanos los que luchaban por la emancipación, contra la tiranía hispana; ni españoles todos los titulados realistas, huestes mercenarias en las que no escaseaban los criollos. Por la Constitución lucharon: La Serna, virrey del Perú; Valdés, Canterac, Rodil y otros muchos, que se batieron en Ayacucho, frente a Sucre. Rememora la heroica campaña por la libertad de Méjico de nuestro insigne guerrillero de la Independencia Francisco Javier Mina.
Las obras completas de José Martí recogen los discursos del adalid de la palabra, la pluma y la espada de la República de Cuba; en varias de sus disertaciones insiste y hace la debida distinción de los españoles.
En el discurso conmemorativo del grito de Yara, indepencia de Cuba, pronunciado en el Gran Centro de Nueva York, dice textualmente: 'Reconocemos -¿cómo no hemos de reconocerlo recordando a Mina en Méjico, a Gainza en Guatemala, a Villamil en Cuba, al gallego Insúa en Nueva York?-, reconocemos el valor político del esspañol amigo de la liberttad, que la deja franco el paso sin oponerse a sus triunfos; nuestra profunda estimación por el español bueno y libre, sólo iguala nuestra determinación de arancar de raiz, aunque se queje la tierra, los vicios y las vergüenzas incomparables con que el español malo nos pudre'.
En otro de sus discursos, pronunciado en Tampa -velada conmemorativa del fusilamiento de los estudiantes de Medicina perpetrado en La Habana el 27 de noviembre de 1871-, hace una salvedad, muy honrosa, para quien se opuso a tanta crueldad reivindicando la honra española. Dice lacónicamente: 'Recordaré al bueno y magnánimo español, huesped inolvidable sea de todos nuestros hogares, laureado aquí en efigie junto con el heroico vindicador, quien en los dientes de la misma muerte, prefiriendo al premio del cómplice la pobreza del justo, negó fervoroso su espada al asesinato. Dicen que altivo sufre, comido de pesar, en el rincón donde apenas puede consolarlo la cólera del vencedor pudiente de los vencidos miserables. ¡Sean para el buenespañol, cubanas agradecidas, nuestras piadosas y más hermosas flores'.
Para terminar esta demasiado extensa afirmación, nunca olvidaremos el dolor profundo que percibió, al conocer la muerte del doctor José Martí -en el combate de Dos Ríos, Ventas de Casanova, junio de 1896-, el noble general don Anselmo Martínez Campos. Este hombre bueno, que escribió con sus hechos la historia contempóranea de España, modelo de patriotas y soldados, virilmente afirmó siempre que en todas las rebeliones y sediciones era la causa y pertenecía toda la culpa al jefe autoridad; sintió bien la pérdida del semejante bueno, sin fanatismos, con quien era posible entenderse para la paz y bien de todos.
Y no es preciso cansaros más, lectores amables,; las obras y conducta del doctor Martí integran el espíritu reinante desde la Pampa hasta la Sabana; indudablemente muy distinto del que domina en cámaras y camarillas de déspotas sembrados y serviles asalariados en su opulencia, en su vivir. Las hallaréis en todas partes, modestas estancias y humildes bohíos: constituyen y fundamentan el amerispanismo (sic) de la Amerispania (sic), concepto más piadoso, más justo, exento del vanidoso y común Hispanoamérica, que sufren colmados los primitivos poseedores de la tierra, aunque se pudran hartos.
Escrito este libro en castilla-español (sic), nunca por otras razones, expuesto al concepto espiritual iberoamericano, queremos dedicar especial recuerdo a síntesis, tan debatida, como los aprecios universales de historia hispana en América, investigada y estudiada sinceramente: ocultarse es engañar, además es pueril y falaz; reconocer errores es vital regeneración, única que puede salvar, con nobles rectificaciones en sus enseñanzas, es siempre la redentora Verdad."*
Pedro de la Cerda / Eugenia Lefevre en 'Viaje universal en busca de la verdad', página 31, 32, 33, capítulo IV; CIAP (Compañía Ibero-Americana de Publicaciones), Buenos Aires, Barcelona, Madrid, 1930.

martes, 5 de mayo de 2009

Eugenia Lefevre / Pedro de la Cerda: De reyes y estatuas de libertad (*)

" 'La del alba sería' cuando remontamos el Hudson, en busca de los muelles de la 'Hamburg-Amerika Linie', en New Jersey. Sufrimos una decepción al atisbar el faro -'la Estatua de la Libertad'-; ni por sus dimensiones, 60 metros de altura, ni por su construcción, arte y factura, pasarán a la posteridad. Es un buen mazacote antiestético; lo único que posee es su nombre: Libertad, venerada y sublime, que tanta sangre costó a la Humanidad conseguir sólo un tan triste remedo, el que hoy gozamos.

¡Nueva York! Ya estamos en el país de las realezas; los infinitos reyes que por aquí pululan, desde el rey de los trusts y de todos: del aceite, de la gasolina, hasta los reyes de la patata, remolacha y piñas, etc., etc., ninguno se indica especialmente, ni señala, por su porte y distinción; absortos en sus negocios, pasan inadvertidos."

*

Eugenia Lefevre y Pedro de la Cerda

(En la página 18 de 'Viaje universal en busca de la verdad'; editorial C.I.A.P. -Compañía Ibero-Americana de Publicaciones; Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 1930; Compañía General de Artes Gráficas, Madrid)

__________
(*) El título se lo hemos puesto nosotros


 

martes, 28 de abril de 2009

Goethe: Gracioso (prólogo de 'Fausto')

¡Oh, no quisiera oir hablar de la posteridad! Supuesto que quisiera hablar de ella, ¿quién divertiría entonces a los contempóraneos? Y diz que estos quieren y tienen derecho a que se les divierta. Que el presente de un buen chico no deja, a mi juicio, de tener su valor. Quien algo acierta a exponer con amenidad no se atrae, ciertamente, el enojo del pueblo; desea aquel un gran círculo para conmoverlo con más seguridad. Así, que sed honrados y portaos magistralmente; dejad hablar a la fantasía con todos sus coros, razón, intelecto, sentimiento y pasión; pero, ¡notadlo bien!, no sin sus ribetes de locura.

martes, 7 de abril de 2009

Pierre Makombo Bamboté (*): De Bangui a París: 1º B

Pierre Makombo Bamboté:
De Bangui a París - Primero B (1)

(B: Había tiempos)

Había tiempos
tiempos de
soledad
vacía, de abismos.
Había
tiempos en que se era llano
llano y vacío.
Se preparaba entre los hombres
se preparaba
la aventura para
disolverse
disolverse en el vacio
vacío pero
los bellos niños...
__________
(*) Nació en Uada el 1º de abril de 1932.
Obras principales:
La poésie est dans l'histoire (París, Eds. P. J. Oswald, 1960. Coll. Janus); Chant funèbre pour un héros d'Afrique. Précédé d'un chant populaire adapté par Sembene Ousmane (Túnez, Société Nationale d'Edition et de Diffusion, 1962. Coll. "J'exige la parole"; Le grand état central (Gourdargues, Gard, Eds. de la Salamandre, 1965); Les rondonnées de Daba 'de Ouadda è Bangui', (París, Eds. La Farandole, 1966. Mille épisodes); Le dur avenir (Bangui, Ed. del autor, 1966); Les deux oiseaux de l'Ubangui (París, Eds. Saint-Germain-des-Prés, 1970) y Le soir des destructeurs. Princesse Mandapu (novela, París, Eds. Presence Africaine).

(1) Para una antología contra el racismo

miércoles, 25 de marzo de 2009

Tres hablas para una rubayata de Omar Khayyam

Italiano:

Il labbro sul labbro dell'Anfora posi, ebbro di bramma,
D'avere alfine da lei quel che dà vita in eterno.
E labbro a labbro mi sussurrò l'Anfora in bacio segreto:
'Resta con me per un poco, io come te già fui!'

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Francés:

Puis, sur la Lèbre d'un pauvre Urne de terre,
je me penchai pour surprendre le Secret de la Vie:
et lèvre à lèvre, elle murmura: 'Tant que vis, bois!
Car, une fois mort, tu me reviendras jamais!'.


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Español:

Al sentir el anhelo de encontrar el secreto
de la vida, posé mis labios en el borde
de la copa de barro. Una voz susurróme:
En tanto vivas, bebe, que los muertos no vuelven.



lunes, 26 de enero de 2009

Vladimir Mayakovski: de 'Lenin' (poema)

Mirad
como revolotean
las moscas sobre las migajas:
tienen menos hambre
que nosotros
el año dieciocho
...

Mientras los Kulaks
tenían mantequilla y panecillos
...

Su cálculo era
seguro y sencillo:
esconder el grano
en lugar seguro
...

Sabemos
que el hambre
todo se lo lleva
el trance requiere dureza
y no blandura de cera.
Lenin
contra los Kulaks arremete
sin vacilación
...

En situación
como esta,
la palabra 'demócrata'
¡Solo puede caber
en cabeza tonta a mas no poder!
Y de emplear el palo,
hay que pegar
sin dejar un solo hueso sano,
pues la victoria solo es segura,
con una férrea dictadura
...