Hace mucho desapareciste y rebrotaste en un rebaño de carneros.
Tu nombre, ramoneando por el campo, perdiose entre balidos.
Te han brotado, como de la nada, uñas para formar las pezuñas.
Y tus barbas han ida creciendo, aumentando, por el lado opuesto.
Los cabellos de antaño forman hogaño cola airosa de cuadrúpedo.
Para más inri observas que sigues meando, cagando y formicando.
¡Qué golpe tan brutal han dado a tu imagen y semejanza de Dios!
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(*) Versión sacrílega de una rubayata de Omar Khayyam
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