En principio, la novela negra y la novela policíaca en general, aun cuando se concibieron como mero entretenimiento, no se pensó que pudiese estar dirigida específicamente a un público juvenil. Sin embargo, muchos de los que hoy nos consideramos apasionados o asiduos lectores de este tipo de libros, adquirimos tal afición o inclinación en nuestros primeros años de adolescencia y juventud. En tal periodo descubrimos a Edgar Poe, Conan Doyle, a Agatha Christie, a Edgar Wallace, a Dashiell Hammet, a Ellery Queen, a Raymond Chandler... No eran obras que se conceptuasen como “juveniles”; no obstante, resultaban, al menos en mi opinión, bastante más interesantes y atractivas que las oficialmente dirigidas a los jóvenes. Desde luego, el asesinato, la corrupción, el gangsterismo y la seca brutalidad presentes en muchos de esos libros parecían no hacerlos muy recomendables para quienes, curiosos e inquietos, desdeñábamos la escasa literatura que se nos pretendía adjudicar y los convencionales tebeos de censuradas aventuras, y elegimos hacer nuestras primeras armas literarias con los autores citados. Hoy en día, con el enorme auge de la industria editorial y los programas de estudio que obligan a leer esto o aquello, la oferta presente en las librerías se ha multiplicado. Y con ellas las posibilidades lectoras de los jóvenes.
Ya hace diez o doce años vimos en “Club Joven de Bruguera” seleccionados algunos relatos de Hammett, Chandler, Conan Doyle... En la actualidad, las versiones blandas de lo “negro” y el relato policial infantil y juvenil multiplican sus ediciones, títulos, autores y formatos.
Anaya, por ejemplo, tiene su “Espacio abierto”, dedicado sólo a autores y novelas policíacas dedicadas al público juvenil. En su catálogo, conocidos novelistas de serie negra emplean sus talentos y capacidades literarias al servicio de las nuevas generaciones emergentes. Así, encontramos ese Todos los detectives se llamaban Flanagan, firmada por Andréu Martín (el muy duro autor de Prótesis o Barcelona connection) y Jaume Ribera, o el Parecido SA, del argentino Juan Sasturain, autor de aquel estupendo Manual de Perdedores.
Parecido a Andréu Martín, plural y prolífica pluma, señalemos que, junto a títulos tan descarnados como los señalados, tiene también una vena nítidamente infantil, expresada en los títulos, cuatro ya, de la colección “Cuentos del sí”, que recogen las aventuras del “Mago de Sí”.También Anaya tiene recogidos algunos clásicos del género en “Tus libros policíacos”: Doyle, Leroux, Poe, Leblanc..., cuidadosamente editados con sus correspondientes estudios y documentación.
En “Austral Juvenil”, de Espasa, también han incluido libros de nuestro género de autores especializados. Editorial Molino, apadrinados por Alfred Hitchcoks, ofrece las innumerables aventuras de “Los tres investigadores”. En la colección “Gran Angular”, de Ediciones S.M., el prolífico Jaume Sierra i Fabra nos ofrece un buen puñado de títulos policíacos al gusto joven, al menos tal y como lo entiende S.M.
Y hasta Bernardo Atxaga, el vasco Premio Nacional de Literatura de hace unos años, nos brinda en la colección infantil “Marabierto”, de Ediciones “B”, su Ramuntxo detective.
Timun Mas Editorial, Edelvives y su “Ala Delta”, y otras muchas, publican también productos policíacos y de aventuras urbanas e intriga para la juventud.
El panorama, por lo tanto, ha cambiado. La temática policial y hasta “negra” tiene hoy su versión “ligh” o iniciática para niños y jóvenes, de la mano, a veces, de los autores más duros, a veces, en la pluma de escritores dedicados en exclusiva a la literatura juvenil e infantil.
De cualquier manera, lo importante es leer y, en particular, introducirse en ese ámbito literario, el de la novela policíaca y negra, que, pese a haber generado muchos malos títulos, ha constituido también uno de los géneros más característicos de nuestro tiempo, al que debemos no pocas de las obras maestras más críticas y corrosivas de la literatura del siglo XX.
Manuel Blanco Chivite, Madrid, abril de 1992
(Revista “Caminar conociendo”, número 0-1, año 1992, sin paginar. Abajo de la página aparece siempre un verso, frase o proverbio)
'TREPA LA CUESTA DE SUS RECUERDOS'
Rabearivelo
(*) M. Blanco Chivite, periodista, escritor y editor, condenado a muerte en los últimos juicios del franquismo de 1975, ha escrito novelas, ensayos y libros de viajes; a saber: Notas de prisión, De matar y de morir, Operación Mendi, Ciudad sangrienta, Trío de negras, Comunicados del Lobo; el primer libro biográfico dedicado a Vázquez Montalbán, Diario de Etiopía... Dirige la Editorial VOSA.
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