viernes, 11 de mayo de 2007

M. Rafael Sánchez: del hombre que no tiene un cuento...

DEL HOMBRE QUE NO TIENE UN CUENTO EN SU BOLSILLO Y SI ALGUN SUEÑO


A veces se carece de lo más fundamental, como puede ser un paraguas -multicolor su tapiz de papel y de árbol su tallo agarrado a las manos-, para los días pálidos con lágrimas en los ojos del cielo. Quizás se carezca también de paisaje donde definirse, espacio único, de personajes creados que, en volandas, te llevarán algún día fuera de esa estupidez cotidiana, que es norma para todos y peso obligado para los cada vez menos sorprendidos y vivos ojos. Y así sucede, que queda el olvido y la costumbre para definir eso que llamamos vida.
¡Cuando detener todos los tiempos! El presente, turbulento devorador de nuestra imagen, se nos escapa sin sorpresas ni descubrimientos que no sean encubrimientos. ¿Quién sabe del futuro y vive en él porque todos los tiempos sean uno? Quizás sientas los años del pasado como perdidos entre tanta realidad sustitutoria, tanta mentira amañada o tanto olvido sacralizado por el televisor.
Yo no tengo un cuento donde recuperar esa pequeñita memoria infantil, frágil e irrepetible querencia. No tengo ese cuento donde se reflejarán los primeros pasos que sobre la arena y el agua dieron un veintinueve descalzo, que, poco a poco, se alejaba de la playa vigilada. No tengo ese cuento que pueda ser mi cuento o cualquier cuento. Cuento para llevarme a la boca como se lleva el mar de las palabras y que la isla del tesoro me llevará antes de perderme en un bosque de elfos y ondinas.
Pero yo, a falta de un cuento en al mano, tuve la crin de un caballo con pintas grises en el lomo, que galopaba por una pradera no conocida para ese mi pequeño mundo de entonces. Ese era mi refugio seguro, el lugar sagrado que mi salvaje amigo convertía en otro mundo. Todo cuento o sueño se convierte para un niño en una realidad, y mi realidad más amada era ese caballo, primer amigo fiel y al que olvidé con los años. Hoy, entre estas líneas, presiento cómo vuelve a galopar, diciéndome:

-'No te detengas, el límite lo pones tú, ayer es hoy y es mañana, y es necesario bucear en las imágenes, las voces, los olores, el color, la lentitud, los cuentos de tus primeras edades. No olvides que yo te lancé al espacio, que a tu reloj le puse el ritmo y que cuando yo desaparezca se marchará sin ruido el viento que barre el polvo que oculta tu rostro, el único.


(Cuando terminó de hablar mi caballo, sentí como de un salto subió desde estas líneas hasta mis ojos. Los cerré para galopar de nuevo juntos por nuestras praderas)

M. Rafael Sánchez es maestro

TOMADO DE CAMINAR CONOCIENDO, NÚMERO 0-1 SIN PAGINACIÓN. DEBAJO DE ESTE ESCRITO HAY DOS ANUNCIOS: UNO DEL 'GRUPO ANAYA' Y OTRO DE 'HERMANOS SASTRE' Y MÁS ABAJO CERRANDO LA PÁGINA LA SIGUIENTE FRASE:

'Desbordará la lluvia los cuencos de la aurora' - Albandoz.

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